En este momento, y posiblemente de los próximos años, la rentabilidad de nuestro despacho será uno de los ejes que vamos a tener que cuidar más. En referencia a la rentabilidad hay un elemento importante que es el margen de beneficio de nuestros servicios profesionales.
Nadie duda que el entorno, la competencia y también la disminución de los precios a nuestros clientes ha hecho orientarnos a fijarnos cada vez mucho más en esta variable que es el margen de beneficio que obtenemos en cada cliente y en cada uno de nuestros servicios.
Es importante, sobre todo, plantear la gestión del margen bajo dos puntos de vista. El margen se puede gestionar desde el punto de vista de eficiencia, de intentar disminuir esos costes con esas actividades que no aportan valor dentro de nuestros servicios; o también podemos gestionar el margen de beneficio desde el punto vista de creación de valor: generar servicios que sean diferenciales y que por los cuales el cliente esté pensando en que eso tiene un valor y pueda pagar más por ese servicio.
Por lo tanto, tenemos esas dos variables. En este momento muchos despachos están trabajando esa parte más de eficiencia pero no deberíamos olvidar la parte de obtener ese valor diferencial ya sea por nuestra especialización, por nuestro modelo de consultoría, por servicios de más valor… implica que el cliente pague más por ese servicio. Ya no es una cuestión de facturar más, sino de lo que gano y lo que gana mi despacho profesional.